Lima se encuentra ante una oportunidad histórica para redefinir su skyline. La tendencia hacia edificaciones de gran altura empieza a consolidarse con proyectos como la Torre Abril, una torre de 45 pisos y 150 metros de altura, que simboliza el inicio de una nueva etapa para la industria inmobiliaria y de la construcción en el país. Este tipo de proyectos responde a la creciente demanda de vivienda en zonas urbanas consolidadas y a la necesidad de aprovechar mejor el espacio disponible en una ciudad que crece cada vez más en densidad.
Según el vicepresidente de la Cámara Peruana de la Construcción (Capeco), Guido Valdivia, la demanda por vivir en pisos altos se ha incrementado, sobre todo entre los jóvenes, quienes valoran las vistas panorámicas y perciben mayor seguridad en edificios elevados. Áreas como la avenida Javier Prado, Paseo de la República y la Panamericana son consideradas ejes con gran potencial para acoger edificaciones de gran altura debido a su conectividad, amplitud y desarrollo urbano.
Sin embargo, los desafíos son significativos. La normativa actual limita la altura de las edificaciones según el ancho de las vías y las dimensiones del terreno, un modelo que resulta obsoleto frente a las necesidades modernas de la ciudad. A ello se suma la falta de actualización de los reglamentos técnicos y la resistencia vecinal en distritos residenciales, donde persisten preocupaciones por el impacto visual y la densidad poblacional.
La ingeniería peruana, no obstante, cuenta con la capacidad técnica para responder a los desafíos estructurales y sísmicos que implica la construcción en altura. El uso de sistemas antisísmicos, estructuras de acero y concreto de alta resistencia, además de herramientas digitales como el modelado BIM, abren el camino hacia una construcción más eficiente, segura y sostenible. En este contexto, la digitalización del sector se convierte en un factor determinante para gestionar proyectos complejos con precisión y trazabilidad.
Para la industria y plataformas como Constructivo.com, el auge de la verticalidad representa una oportunidad estratégica. Los proveedores especializados en sistemas estructurales, fachadas de alto desempeño, ascensores de última generación y soluciones MEP encontrarán en esta tendencia un mercado en expansión. El reto ahora es fomentar una normativa moderna, una planificación urbana coherente y una industria más tecnológica que impulse el desarrollo de los rascacielos limeños, reflejo de una ciudad que finalmente empieza a mirar hacia el cielo.
FUENTE : DIARIO GESTIÓN
